martes, 19 de julio de 2011

Al final casi todos vendemos el sueño de nuestra vida.

Dicen que a lo largo de nuestra vida tenemos dos grandes amores; uno con el que te casas o vives para siempre, puede que el padre o la madre de tus hijos...Esa persona con la que consigues la compenetración máxima para estar el resto de tu vida junto a ella.
Y dicen que hay un segundo gran amor, una persona que perderemos siempre. Alguien con quien nacimos conectados, tan conectados que las fuerzas de la química escapan a la razón y nos impedirán, siempre, alcanzar un final feliz. Hasta que llega cierto día y dejamos de intentarlo... Nos rendimos y buscamos a esa  persona que acabaremos encontrando.
Pero os aseguro que no pasaréis una sola noche sin necesitar otro beso suyo, o tan siquiera discutir una vez más... Todos los que leais esta entrada sabéis de lo que hablo si, al leer estas palabras, os ha venido su nombre o su imagen a la cabeza.
Os libraréis de él o ella, dejaréis de sufrir, conseguiréis encontrar la paz...Pero os aseguro que no pasará un día en el que no deseéis que estuviera ahí para perturbaros unna vez más.
Porque, a veces, se desprend más energía positiva discutiendo con alguien a quien amas, que haciendo el amor con alguien a quien aprecias.