lunes, 31 de enero de 2011

Hay imágenes que no se borran nunca, y regresan otra vez...

En ocasiones, cuando un miedo no se afronta y no se resuelve del todo, se agazapa y permanece al acecho, en la confusión cotidiana. Llisto para saltar y reaparecer… imposibilitando cualquier posible duda.
No hay nada. Silencio. Dudas. Oscuridad. Y se echa a llorar con rabia...

Llora porque no siente lo que le gustaría sentir. Llora porque a veces no hay culpa y no quisieras hacer sufrir a nadie, pero te sientes malvada, desagradecida.
Preguntas, demasiadas preguntas para ocultar la única verdad que ya conoce. Pero otra cosa es admitirla. Admitirla significa doblar en la próxima esquina y coger otro camino. Luego se busca. Se mira en el espejo. Pero no se encuentra. Es otra.
Olvida todos esos pensamientos. Fatigosos. Inútiles. Difíciles. Que le gustaría que condujesen a alguna parte, pero que al final no llevan a nada. Y se deja sentir...


Así. Con una sonrisa.

2 comentarios:

Anita. dijo...

Me encanta tu blog, te sigo :)

Miriam dijo...

Gracias Ana! Se admiten sugerencias de mejora :)